Acciones de fiscalización que estimulan el cumplimiento de las obligaciones fiscales son generalmente deseables, pero no deben concentrarse en un grupo específico de contribuyentes
Desde 2019 las finanzas públicas se han apoyado en buena medida en ingresos no recurrentes, sin embargo, con el agotamiento de estas fuentes y la necesidad creciente de recursos, el sector público ha buscado el equilibrio de sus finanzas mediante mayor eficiencia recaudatoria y acciones de fiscalización que en algunos casos incluyeron medidas intimidatorias, advirtió el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Incluso aseguró que es probable que la debilidad de los ingresos públicos, asociada a la dependencia de fuentes no recurrentes que se anticipa en los Precriterios 2023, sea la razón de que el SAT haya anunciado el Plan Maestro 2022 de Grandes Contribuyentes, que se definen como aquellos que declaran ingresos por más de 1,500 millones de pesos al año.
No obstante, indicó que acciones de fiscalización que estimulan el cumplimiento de las obligaciones fiscales son generalmente deseables, pero no deben concentrarse en un grupo específico de contribuyentes. Además, se tienen que evitar procesos basados en arbitrariedad o intimidatorios al extremo de disuadir inversiones futuras.
No obstante, aunque sólo de manera anecdótica, hay información de que la combinación de reformas promovidas por esta administración -y aprobadas con la mayoría de sus fracciones partidistas simpatizantes- han hecho posible que la autoridad actúe en forma intimidatoria, relacionando la sospecha de defraudación fiscal con prisión de oficio e incluso extinción de dominio. Ello obligaría a los contribuyentes a la regularización fiscal en casos de inconformidad. En la medida de que ello haya sucedido, el efecto sobre la inversión a futuro será dañino.
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“La política recaudatoria debe ser generalizada y equitativa. Su concentración en un universo específico de contribuyentes, en este caso las grandes empresas, podría resultar contraproducente”, detalló.
Entonces, ¿por qué son tan importantes los grandes contribuyentes?
El CEESP refirió que de acuerdo con el SAT, el universo de empresas grandes suma 11,028, lo que representa solo el 0.02% de un total de poco más de 60 millones de contribuyentes -personas morales y físicas- en el país. Pese a su reducida participación relativa, su importancia en la recaudación del país es sobresaliente, puesto que aporta el 50% del total de la recaudación tributaria.
Agregó que su importancia también sobresale en su aportación al crecimiento y el empleo. Según los últimos resultados de los Censos Económicos (2019), generaron el 30% del empleo y el 55% del valor agregado.
“Para que la política recaudatoria sea equitativa todo contribuyente debe tener incentivos para contribuir de preferencia sin necesidad de llegar a auditorías o aplicación de medidas coercitivas, aunque desde luego bajo la posibilidad de que las haya. Esta sería la forma de proteger los ingresos públicos recurrentes a futuro”, puntualizó.
Hay que señalar que al incluir al universo restante de empresas que suma 2.3 millones de unidades, las empresas contribuyentes generan casi tres cuartas partes del total de la recaudación tributaria.
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